Monseñor Rolando Álvarez está en la casa de sus padres en Managua, bajo resguardo de la Policía Sandinista. La intención del régimen totalitario es expulsarlo del país.
Los otros sacerdotes y laicos que permanecían con él en la Curia Episcopal de Matagalpa fueron traslados a la cárcel de tortura conocida como "El Chipote".

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